El otro día compré un paquete de 3D's y me vino una mierdita de estas que te las "tatuás" con agua.
Yo me pregunto: si van a poner de moda una GRASADA así, por lo menos, que elijan diseños lindos o medianamente realistas.
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# Trackback: Posteado por: Adria el día 19.3.05
Yo me pregunto: si van a poner de moda una GRASADA así, por lo menos, que elijan diseños lindos o medianamente realistas.
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Durante un buen tiempo, exisitó en México la creencia de que ciertos dibujos animados encerraban un mensaje religioso subliminal.
Si vamos al caso, los mexicanos creen y veneran cualquier cosa, lo cual, no es ninguna novedat. Pero específicamente surgió un mito que hablaba de la serie animada Los Pitufos y su conexión con varios casos de muertes infantiles, a través de un supuesto "merchandasing asesino".
La sugestión comprendía dos puntos fundamentales: los muñequitos coleccionables de los distintos personajes de la serie, que según decían, cobraban vida por las noches y asfixiaba a los niños; y la serie en sí, que englobaba una serie de conceptos religiosos disfrazados de inocente cuento de hadas.
Cientos de padres preocupados, en un ataque de paranoia colectiva, empezaron a descubrir las siguientes concordancias entre la serie y la religión Católica:
- Los pitufos subordinados (como pitufina, pitufo dormilón, gruñón, etc) representaban cada uno a un pecado capital.
- Papá pitufo, en cambio, se lo consideraba como el diablo en sí mismo, dado su atuendo rojo.
- Gargamel no era sino el bueno de la historia; con la apariencia de un monje, dispuesto a destruir con el pecado en el mundo.
Y los ejemplos siguen, pero no vienen al caso.
Por suerte el mito fué desapareciendo a medida que la serie dejaba de tener popularidad y al poco tiempo ya nadie se acordaba de la historia.
Pues bien, esto nos lleva a la siguiente conclusión: cualquier cosa puede provenir del diablo o de Dios, según convenga, trazando los pertinentes paralelismos con la Biblia.
Por ejemplo:
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# Trackback: Posteado por: Adria el día 17.3.05
Si vamos al caso, los mexicanos creen y veneran cualquier cosa, lo cual, no es ninguna novedat. Pero específicamente surgió un mito que hablaba de la serie animada Los Pitufos y su conexión con varios casos de muertes infantiles, a través de un supuesto "merchandasing asesino".
La sugestión comprendía dos puntos fundamentales: los muñequitos coleccionables de los distintos personajes de la serie, que según decían, cobraban vida por las noches y asfixiaba a los niños; y la serie en sí, que englobaba una serie de conceptos religiosos disfrazados de inocente cuento de hadas.
Cientos de padres preocupados, en un ataque de paranoia colectiva, empezaron a descubrir las siguientes concordancias entre la serie y la religión Católica:
- Los pitufos subordinados (como pitufina, pitufo dormilón, gruñón, etc) representaban cada uno a un pecado capital.
- Papá pitufo, en cambio, se lo consideraba como el diablo en sí mismo, dado su atuendo rojo.
- Gargamel no era sino el bueno de la historia; con la apariencia de un monje, dispuesto a destruir con el pecado en el mundo.
Y los ejemplos siguen, pero no vienen al caso.
Por suerte el mito fué desapareciendo a medida que la serie dejaba de tener popularidad y al poco tiempo ya nadie se acordaba de la historia.
Pues bien, esto nos lleva a la siguiente conclusión: cualquier cosa puede provenir del diablo o de Dios, según convenga, trazando los pertinentes paralelismos con la Biblia.
Por ejemplo:
Podemos argumentar que el cuento de El patito feo es en realidad la versión laica de la historia de Moisés, teniendo en cuenta que:Cuando van a aprender... las religiones no funcionan.
Agregándoles milagros varios, como visiones místicas de patitos feos que profetizan el fin del mundo o libros del patito feo que lloran sangre, podríamos tener en mano un nuevo mito.
- El patito feo fué abandonado y adoptado por una familia totalmente diferente. La diferencia en este caso es dada por la diversidad de aves, mientras que en la Biblia la diferencia se compone de clases sociales.
- Ambos protagonistas en algún punto fueron ridiculizados: al patito por su fealdat; y a Moisés, por sus creencias.
- El patito atraviesa una etapa crítica cuando decide recorrer las distancias junto con sus compañeros patos; así como Moisés insistió durante un tiempo en transmitirle la verdad divina al faraón y su corte, que antiguamente eran su familia.
- El patito fué expulsado de la bandada; y Moisés, del imperio Egipcio.
- Ambos vuelven a sus orígenes, esta vez, como seres superiores: el patito, de Cisne; y Moisés, asumiendo su compromiso de líder religioso.
- El patito (o cisne a esta altura) comienza una nueva vida junto a sus pares; Moisés también, con el pueblo judío.
- También podríamos trazar similitudes entre: el trayecto que tubo que atravezar el patito feo y el cruce del desierto, los papeles de las respectivas madres (tanto biológicas como adoptivas), la infuencia de las mayorías, etc.
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# Trackback: Posteado por: Adria el día 17.3.05
Llega el momento en la vida de todo blogger cuando comprende que sus cuestiones cotidianas dejan de ser objetos postiables para darse rotundamente la cabeza contra la parét y descubrir que las ideas más trascendentes sólo se escriben detrás de los sobrecitos de azúcar.
Por suerte esto todavía no me pasó, así que volví esta semana para contarles las últimas novedades.
Como la mayoría sabrá, empecé el curso de ingreso de la IUPFA. Ciertamente es un ambiente nuevo, otra gente, considerando mi oscuro pasado bajo la tiranía peronista de la UNLM.
Ayer fui a la clase de Orientación Jurídica -y después de estar tres horas seguidas escribiendo apuntes sobre derechos, normas de conducta y conflitos judiciales- salí re loca revolucionaria pro CheGuevara PantalonesCuadrados de ahi.
En medio de mi confusión espacio-temporal, se me pone a caminar a la par un jipi que con aires bohemicos me dice "Que loco, yo me quiero vestir así".
Me detube y lo miré como quién mira a una vieja que manifiesta su deseo por ponerse un piercing en la lengua, y le respondo con un "¿Ah si? ¿De negro? Mira vos, che"
No voy a ahondar en detalles, pero la cuestión es que terminamos meditando sobre la vida en un banco de Parque Rivadavia hablando sobre la relación que existe entre un árbol y las personas que odiamos.
Inevitablemente el jipi no pudo con su espíritu bohémico y empezó a despotricar contra la sociedat que no lo entiende y su incipiente depresión por culpa de la gente materialista, mientras intercalaba lamentos con sorbos de su botellita de CocaCola adquirida minutos antes.
En ese momento mi nuevo costado burgués encendió un habano, cruzó las gambas, se reclinó para atrás y le replicó con un "Todos somos materialistas en mayor o menor medida y nadie tiene la culpa de eso, porque no podemos vivir del amor".
Conciente de que dije una obviedat vecina a una boludez cósmica, la traté de arreglar proponiendo una teoría sobre el pesimismo ineficaz basado en el egocentrismo de pensar que todo pasa por nosotros porque nadie nos entiende; y el positivismo infructuoso consistente en basar nuestras esperanzas en entidades sobrenaturales para resolver nuestros problemas, como si Dios estubiera dispuesto -mediante calculadora en mano- a ayudarnos con el presupuesto de fin de mes.
A pesar de mi pobre despliegue mental a esa hora de la noche, el jipi pareció entenderme.
Y con la vaga promesa de volver a vernos uno de estos días para seguir filosofando por dos pesos, me fui.
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# Trackback: Posteado por: Adria el día 5.3.05
Por suerte esto todavía no me pasó, así que volví esta semana para contarles las últimas novedades.
Como la mayoría sabrá, empecé el curso de ingreso de la IUPFA. Ciertamente es un ambiente nuevo, otra gente, considerando mi oscuro pasado bajo la tiranía peronista de la UNLM.
Ayer fui a la clase de Orientación Jurídica -y después de estar tres horas seguidas escribiendo apuntes sobre derechos, normas de conducta y conflitos judiciales- salí re loca revolucionaria pro CheGuevara PantalonesCuadrados de ahi.
En medio de mi confusión espacio-temporal, se me pone a caminar a la par un jipi que con aires bohemicos me dice "Que loco, yo me quiero vestir así".
Me detube y lo miré como quién mira a una vieja que manifiesta su deseo por ponerse un piercing en la lengua, y le respondo con un "¿Ah si? ¿De negro? Mira vos, che"
No voy a ahondar en detalles, pero la cuestión es que terminamos meditando sobre la vida en un banco de Parque Rivadavia hablando sobre la relación que existe entre un árbol y las personas que odiamos.
Inevitablemente el jipi no pudo con su espíritu bohémico y empezó a despotricar contra la sociedat que no lo entiende y su incipiente depresión por culpa de la gente materialista, mientras intercalaba lamentos con sorbos de su botellita de CocaCola adquirida minutos antes.
En ese momento mi nuevo costado burgués encendió un habano, cruzó las gambas, se reclinó para atrás y le replicó con un "Todos somos materialistas en mayor o menor medida y nadie tiene la culpa de eso, porque no podemos vivir del amor".
Conciente de que dije una obviedat vecina a una boludez cósmica, la traté de arreglar proponiendo una teoría sobre el pesimismo ineficaz basado en el egocentrismo de pensar que todo pasa por nosotros porque nadie nos entiende; y el positivismo infructuoso consistente en basar nuestras esperanzas en entidades sobrenaturales para resolver nuestros problemas, como si Dios estubiera dispuesto -mediante calculadora en mano- a ayudarnos con el presupuesto de fin de mes.
A pesar de mi pobre despliegue mental a esa hora de la noche, el jipi pareció entenderme.
Y con la vaga promesa de volver a vernos uno de estos días para seguir filosofando por dos pesos, me fui.
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